¿Os habéis dado cuenta alguna vez de lo escasas que son las reconstrucciones de roedores, insectívoros, lagomorfos y similares en la divulgación paleontológica?
Cierto es que a primera vista, esos diminutos relojes del pasado no son tan impactantes como sus coetáneos más conspicuos, pero probablemente las razones sean otras...
Y es que si en muchas ocasiones se dice que los paleontólogos "son capaces de reconstruir un animal entero a partir de un diente", con los micromamíferos esto es epecialmente cierto.
Y los dientes son extremadamente útiles para diagnosticar relaciones de parentesco, hacer taxonomía y aportar datos paleoambientales, pero por desgracia, en vida no se ven y saber que un animalillo en concreto era un hámster o un pika te da muy pocas pistas de cómo reconstruirlo de modo "fidedigno".
Esto es una gran limitación y, aunque cada vez se van teniendo más datos y se saben más cosas, cualquiera que se enfrente a la reconstrucción de un micromamífero tendrá que lidiar con un altísimo grado de especulación (si, mayor que el habitual ;-) ) en el resultado ofrecido.

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